miércoles, 28 de mayo de 2014

Los cinco jinetes del apocalipsis I


 El nacimiento


Hace tiempo, con los compis del gimnasio, surgieron las típicas frases que pueden acabar en una buena aventura: "¿Sabéis lo que molaría?, "Os animáis a hacer el...","¿A que no hay güevos a ..?","¿Te animas a hacer el... o #kokico?.

La aventura que planeamos es la realización del camino de Santiago en bicicleta. Partiremos desde Mansilla de las Mulas, a 20 km de León, con la idea de realizarlo en cuatro etapas.


Las frases sarcásticas dieron paso a la organización y, francamente, lo que yo pensaba que iba a quedar en simples comentarios dieron paso al: "Yo me encargo de mirar hoteles", "Yo me encargo del track", "Yo me encargo de los imperdibles para colgar la ropa y así poder secarla"...

No todos los integrantes de la misión tenían los sistema de mensajería actuales que facilitan la comunicación por lo que la organización fue más complicada.

Los cinco jinetes del apocalipsis

El grupo está creado y apodado Los cinco jinetes del apocalipsis. Cuentan las viejas profecías, que cinco valerosos jinetes cruzarán las carreteras y caminos entre León y Santiago, la semana del solsticio de verano del 2014.



Tras varios años de investigación, leyendo los antiguos libros, he intentado adivinar un poco más acerca de los integrantes:

Lord Javi "El Tatuador"

 

Caballero llegado de las tierras del reino de Avilés. Cuentan que es capaz de tatuar la marca del infierno de una patada con su pierna derecha. Es el integrante más aislado debido a las exigentes condiciones de incomunicación a las que le obligan sus creencias. Nos comunicamos con él mediante palomas mensajeras, tambores y de vez en cuando con botellas con mensajes en la ría.

Lord Mario "The hacker"




Poco se sabe de este jinete en el mundo real. Es más conocido en los mundos virtuales. Tiene la increíble capacidad de saber, en cuestión de milisegundos, cuál es la mano derecha y cuál es la izquierda. Se dice que alguna vez se confundió, pero no está demostrado.


Lord Ferre "El matacorderos"


Cuentan los lugareños de la zona de Mansilla de las Mulas que en los restaurantes temen su llegada. Es capaz de comerse cinco corderos a la estaca y usar la estaca como mondadientes. Cuentan que es un gigante y que lidera al nuevo ejército de los Valentin's Boys por las sendas.

Lord Fer "El malhumorado"


Sólo hay una foto de pequeño, mató a todos los fotógrafos desde entonces. Dicen que una vez le preguntaron. ¿Qué tal está Lord Fer? y contestó "Bien" pero tampoco está demostrado. Poderoso empresario de "La Calzada Village" con muy mal humor. Cuentan que Chuck Norris no se atreve a saludarlo cuando se cruza con él por la acera.

 

Lord Dani "El cronista"


No se sabe nada de él. Es un auténtico misterio.


Continuará...

lunes, 26 de mayo de 2014

#MiPrimerSoplao Objetivo Cumplido

Llevo un rato pensando por dónde empezar esta crónica y todavía no lo tengo claro. Podría empezarla hablando de mi iniciación en BTT después de no andar en bici desde que era niño. Aquel 11 de mayo del año pasado que, si no caí 10 veces hasta llegar a La Ñora, no caí ninguna. Aquel día me bauticé en esto del BTT, pero de aquella no pensaba en el Soplao (creo).


En realidad, no se cuando la necesidad de realizar el Soplao apareció en mi cabeza, pero apareció. No sé cuando me propuse exactamente el objetivo, pero sé que cuando más mejoraba en bici, más crecía la necesidad de hacer está prueba. Según mi teoría, mi subconsciente me marcó el objetivo para mejorar puesto que para mí la importancia no es la meta si no el camino. Muchos meses con el lejano 24 de mayo metido en la cabeza, viéndolo tan lejos que parece que no llegaba pero llegó.


Acto I: El despertar


A las 04:00 suena la alarma del despertador, en realidad ya estaba despierto. No tengo consciencia de haber dormido, pero no me encontraba cansado. Había llegado el día. A las 05:00 de la mañana había quedado con Pedro, para recoger a toda la expedición repechinera y dirigirnos hacia Cabezón de la Sal. Pedro, Piti, Carlos, Germánm Fidel y servidor nos tocaba defender nuestro más preciado estandarte, nuestro maillot de BTT Repechín, en esta edición de la competición. Durante el viaje, se notaba que Fidel y yo eramos los novatos: miedo al tiempo, a la ropa, a la dureza, ritmo...

En cuanto salimos de la autopista, ya llegando al destino, un pequeño atasco automovilístico anunciaba que algo importante pasaba. A medida que íbamos entrando en la ciudad, sólo se veían bicicletas y bicicletas. Aparcamos, armamos nuestras monturas y nos dirimos a la salida.

 

 

Acto II: La Salida


Haciéndonos hueco entre tanta bicileta, nos colocamos para la salida. Bici preparada, gps activado, alarma en el gps cada diez minutos para beber, nervios a flor de piel, en el exterior sonando ACDC y en mi cabeza sólo sonaba una frase: "Llegó la hora". Comenzó la cuenta atrás y.... Salimos!! aquel mar de 4500 biciletas se empezó a mover y como si fuera una ruta de 10 km, la gente a sprint. Yo me acomodé, intentando acondicionarme a la carrera y mientras no paraban de pasarme bicis por todos lados mientras me repetía, "Ahora no es el momento de correr, guarda fuerzas para Negredo".


Acto III: Entrando en faena


Al poco de salir, ya empezamos a subir, unas cuantas rampas y tantas bicicletas hicieron imposible la subida montado aunque vino bien para disgregar el gran pelotón. En cuanto empezaron las bajadas, sobre todo a Cocina ya se vió que mucha gente, bajaba por encima de sus limitaciones y algún accidente hubo y muchos amagos. Yo bajaba a mi ritmo habitual porque lo único que tenía en la cabeza es que tenía que acabar el Soplao y para ello debía, entre otras cosas, velar por mi integridad física y la de la bici.

El primer ascenso de importancia que tocó hacer fue la del Soplao, una subida que terminaba en el primer avituallamiento del día. En él, me encontré con el resto de repechinos y Carlinos, un viejo amigo, del club de los Conchiteros de Laviana (organizadores de la ruta a Megalpiri) que me acompañaría durante gran parte de la ruta. Un sandwich rápido, un plátano, rellenar el bidón y advertencia de Pedro: Cuidado con la bajada. Pedro tenía razón, la bajada tenía zonas complicadillas aunque tengo que reconocer que me fue muy emocionante: polvo, piedra suelta, peraltes, saltos... pero controlando en todo momento la situación (por lo menos eso creo :P).


Acto IV: La esencia del soplao


El día iba pasando, tocaba subir del Monte AA: Un ascenso precioso, con rampas importantes donde pude observar los primeros andariegos. Después bajamos hasta Ruente, donde cruzamos el río y posteriormente hasta Ucieda donde había avituallamiento. Ahí me econtré de nuevo con mis compis y con la mala noticia del día: Piti, tenía que abandonar la prueba por una rotura de fibras.

Tras la mala noticia, nos pusimos a subir El Moral. La verdad es que me gustó la subida. Más que El Moral, deberían llamarlo El Desmoral. Un ascenso de 12 km, en el que estás prácticamente dos horas pedaleando para arriba de seguido. Aunque para mí, lo peor fue contemplar, cuando llevaba una hora pedaleando para arriba, ciclistas ascendiendo en varios niveles en la montaña de al lado. Lo q significaba que aún me quedaba por lo menos la mitad para acabar de subir. En un momento que miré al horizonte y ví tal panoráma, un compañero que se percató me dijo No mires para allí, mira para el suelo.

Tras la subida al Moral, larga pero no difícil, tocó una bajada larga e interesante hasta llegar al avituallamiento situado en la base del punto clave del Soplao: El ascenso a Fuentes.


Acto IV: Llegó la hora de sufrir


En el avituallamiento de Bárcena Mayor, descansamos un poco más de la cuenta. Según toda la gente con la que había hablado de la prueba estos meses, ahora mismo estábamos en el punto clave. Si subes Fuentes, acabaste el Soplao se dice. La cima se encuentra a 1200 metros de altura y se alcaza trás 16 kilómetros de subida.

Nos pusimos a la faena sin prisa pero sin pausa, tras una hora de pedaleo aún no habíamos salido de la zona de bosque del valle. Subimos y subimos mientras la temperatura iba bajando. Aquí es donde iba a descubrir uno de los rivales más duros del día: el frío.

Llegamos arriba tras más de dos horas de pedaleo constante hacia arriba. En el alto apenas había cuatro grados y había una niebla densa. El frío empezo a apoderarse de mí. Con la primera bajada, ya enfrié del todo y mis músculos se empezaron a agarrotar. A duras penas subí Ozcava, casi tiritando, pero lo peor estaba por venir los 14 kilómetros de bajada hasta Correpoco. Para mí fue, sin duda, lo más duro del día. A menudo que íbamos bajando dejaba de tener tacto y fuerza en los dedos que me dificultaban frenar, estaba tiritando y mi estabilidad en la bici se estaba tornando muy peligrosa. Al llegar a la carretera general supe que lo peor había pasado y las subidas y el porteo en Correpoco me volvieron a hacer entrar en calor. Nunca lo había pasado tan mal por condiciones meteorológicas. Aún lo recuerdo y se me eriza la piel.


Acto V: La última batalla


Al bajar de Correpoco, subimos la primera rampa que nos haría llegar al último avituallamiento en el último escollo antes de meta: El Negreo. Ya la primera rampa hasta el avituallamiento, te hace pensar "Que artista el q puso esta rampa después de 135 km de carrera". Fortalecido por los ánimos de la gente que animaba y alimentado por esa sed repechinera de intentar subir cuando todos suben a pata, puse el culo en la pica del sillín y p'arriba.

En el avituallamiento me quedé con una conversación de un participante con uno de los lugareños que andaba por ahí:

Participante: ¿Queda mucho pa arriba?
Señor: 8Km
Participante: ¿Duros?
Señor: Bueno... es una parte mala y la otra peor.

Para mí esta subida era un reto personal. La había visto en vídeos, había escuchado muchas cosas pero me econtraba con fuerza, alentado por la cercanía del objetivo de acabar y por el hambre de ganarle la batalla a la subida.

Me quedaba poca batería y decidí llamar a la persona que más me había aguantado estos meses y más me había ayudado psicológicamente mi novia Neka. Apenas unas palabras pude escuchar y decir porque la cobertura no era buena y no tenía prácticamente nada de batería. Sólo le quería transmitir que estaba bien, con fuerzas y que lo iba a conseguir. Se lo debía después de todo lo pesado que había sido con la prueba, de todo el apoyo que me dió y sabía que me daría más fuerza oir su voz.

Con fuerza, con los ánimos de mi mentor el Sargento Playu desde el Line y con los dientes apretados tocó ponerse a la faena. Las rampas del 20%, 25% fueron apareciendo pero quería subirlo sin poner un pie en el suelo. Mucha gente iba con la bici a cuestas, situación en la que los componentes de BTT Repechín nos crecemos. La primera parte, las cuñas estaban hormigonadas porque aumentaba la pendiente. La segunda parte había más piedra y era más complicada y sin hormigón en las curvas donde aumentaba la pendiente. Subiendo y subiendo, animando a los compañeros que estaban sufriendo sin bajarse de la bici, rechazando el camino fácil y recibiendo en muchas ocasiones ánimos de otros, llegué a la cima. Al poco, llegó Carlinos, con quien había compartido prácticamente toda la ruta y le dije: "Lo conseguimos tío, ahora ye todo pa abajo" (Aunque realmente hubo un pa de subibajas más aunque, después de lo andao, era casi despreciable)

Acto VI: El dulce sabor de la victoria

Comenzamos la bajada, notaba frío pero nada que ver con lo de Fuentes, incluso me pareció divertida. Al llegar a la carretera, Carlinos tenía que llamar a sus compañeros y yo le dije: Apura tío q necesito llegar de día para el carnet de Repechín PRO. Tras la llamada, q a mi me parecieron horas pero seguro que no fue nada me dijo Tira que te sigo. Cogí la carretera a todo lo que daban mis piernas mientras un orbayu fino aparecía, como si quisiera acompañar la bandera asturiana de mi maillot. 7km de llaneo picando para abajo y se acaba esto.

Durante los últimos kilómetros, se me iban pasando por la cabeza recuerdos del día, de estos meses, de lo que estaba apunto de conseguir y metiría si dijera que no se me escapó alguna lágrima con los últimos aplausos y ánimos del día al entrar en Cabezón de la Sal. "Joer, que voy a terminar el Soplao, ostia lo que voy a conseguir! Que esto es algo muy heavy!" me dije. Pedaleando sin tener consciencia de ser yo quien movía mis piernas crucé la meta.
Lo conseguí, acabé el Soplao.


#MiPrimerSoplao

Lo primero quiero agradecer a todos los que me habeis animado, ayudado, aconsejado estos meses para esta prueba porque frases como "Regula", "Vete de menos a más", "Vete a lo tuyo y no te fijes en los demás", "Bebe aunque no tengas sed, come aunque no tengas hambre", "El Soplao se acaba con la cabeza" estuvieron resonando en mi cabeza durante todo el día. Es un lujo pertenecer a los Repechinos



Quiero agradecer a Neka, el apoyo incondicional, la paciencia, los ánimos durante estos meses y le dedico esta victoria. Además, me encargó el carnet oficial a la organización ;)

 
Agradecer a la gente de la organización, pues su trabajo fue de sobresaliente. Había algún avituallamiento que hasta te recogían el bidón y te lo rellenaban ellos mismos, impresionante. Agradecer a la gente que animaba que en esos momentos te hacía sentir como si fueras Indurain.


Este ha sido mi primer Soplao y no sé si el último. Es una prueba que le recomendaría a todo ciclista de montaña. No he tocado la bici aún, pero sé que me ha cambiado mi percepción de este deporte. He conocido la importancia de la hidratación y la alimentación antes y durante una actividad física de alto desgaste. Subir un algo como el Negredo después de 135 km en las piernas y más de 4000 metros de desnivel acumulado descubres que puedes hacer mucho más de lo que piensas.



martes, 13 de mayo de 2014

Ruta a Ciegas by BTT Repechín al revés




Había una ruta, de las clásicas de BTT Repechín, que tenía ganas de hacer, la denominada Ruta A Ciegas que abarca, a lo largo de sus 100 km. y 3.000 metros de desnivel positivo, el ascenso al Gorfolí y al Naranco. Como queda poco para la prueba de Los 10.000 del Soplao, me pareció una ruta interesante a modo de test.




El sábado por la mañana, amaneció nublado pero con una temperatura muy agradable. Me levanté, desayuné como dios manda y preparé la mochila para la ruta. A las 9:15, había quedado con mi amigo Raúl en la estación de Renfe, quien me acompañaría la primera parte de la ruta. El tren fue puntual y nuestra salida también. Cargamos la ruta en el GPS y nos dirigimos rumbo a Carreño para coger la Vía Verde del Ferrocarril Estratégico que pasa por las parroquias de Guimarán y El Valle. Poco a poco, mientras nos íbamos acercando a Avilés, el cielo se fue despejando y el calor fue apareciendo. Pedaleando, a ritmo tranquilo, cruzamos el Embalse de Trasona y nos adentramos en Corvera. Tomamos rumbo a Molleda y nos metimos en la sierra para comenzar con el ascenso. Las primeras rampas nos hicieron calentar piernas y, poco a poco, íbamos subiendo mientras la ruta nos deleitaba con unas vistas magníficas. Sin sin prisa pero sin pausa, llegamos a las antenas que nos marcaban el primer hito de la ruta: el Gorfolí.


Al llegar arriba, la niebla no permitió que pudiéramos valorar la totalidad de la excelencia de las vistas del lugar, pero el primer objetivo estaba cumplido. Tomamos un apertivo, pusimos el chubasquero y para abajo. Lo que suele pasar, en cero coma ya estábamos abajo (con el tiempo que nos había llevado subir...). En la parte baja Raúl y yo separábamos nuestros caminos, él tomó rumbo a Llanera y yo proseguí con la ruta (Me prometió que otro día hacía la segunda parte, le tomo la palabra).

Pedaleando por las pistas, llegué a una carretera comarcal donde, rumbo Sur, fui acercándome al siguiente objetivo El Naranco. En mi cabeza, con más frecuencia, iba surgiéndome la pregunta que más iba a resonar interiormente lo largo del día: ¿Dónde coj... estaré?. La ruta me adentró, en un camino entre árboles en la ribera del Río Nora donde ví la primera señal que marcaba dirección al Naranco. Esta señal, me dió la falsa pista de que estaba cerca de mi siguiente hito, nada más lejos de la realidad. Comencé el ascenso por la senda hasta llegar a una carretera local y posteriormente comencé a crestear y subir, y subir, y subir, y subir hasta que el track me hizo meterme en un sendero donde ví, por fín, algo conocido el campo este de fútbol de aquel equipo... el Tartiere creo que se llama.



Seguí por el sendero hasta que, por fín, pude visualizar la cima del Naranco. Subí el último repecho y siguiente objetivo conseguido!!. Cima del Naranco y aproximadamente 2000 metros de desnivel acumulado hasta el momento. Aquí descanse un ratito mientras comí un bocata merecido disfrutando de la gesta conseguida hasta el momento.


Tras 10 minutos de descanso, comencé el descenso y cogí rumbo a Gijón. El descenso, fue muy entretenido, carreteras, sendas y caminos hasta que llegué a Lugones, y pedaleando pedaleando, fui acercandome a Gijón.

Cuando ya creía que lo tenía todo hecho, con las piernas cansadas pero bastante entero, me encontré con un regalo inesperado, típico regalo del final que puedes encontrarte en cualquier ruta con el Sargento Playu: La subida en la zona de la Aguda. Ya casi metiéndole el máximo desarollo subí hasta arriba y fui acercandome a Pinzales, luego a La Pedrera, hasta que llegué a la senda de la Camocha donde los últimos kilómetros de la ruta me llevaron a casa. Ruta Terminada!!

La ruta me gustó muchísimo. 9 horas y 30 minutos, 100km, 3000 metros de desnive, con mucho tiempo pedaleando sólo. 

Mucha gente no lo entiende, por qué tanto esfuerzo, por qué esto que a muchos le parece una barbaridad. Ni yo mismo sé la respuesta, quizá por que la mayoría de la gente no hace deporte y no sabe las sensaciones que produce en uno mismo. Solo sé que encanta la sensación de libertad que me da la bici, la sensación de satisfacción cuando consigues subir un terreno difícil sin posar el pie, cuando llegas a la cima de un monte y que, mientras pueda, lo seguiré haciendo.